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Apropriar-se do espanhol exige reduzir estruturas portuguesas e priorizar a ação sobre a pessoa, entendendo a pronominalidade como núcleo do idioma. Naturalizar esses pronomes desde o início garante uma aquisição mais sólida e evita rastros permanentes da língua materna.
En cualquier proceso de adquisición de lenguas, en este caso, de la española, la lengua 2 se aprende desde la lengua 1, por tanto, habrá estructuras de la materna que interferirán en la de destino. Esto ocurre en portugués de una manera muy clara, pero no tanto en otras lenguas más distantes, como el ruso o incluso el inglés.
Sin embargo, la estructuración de la percepción de la realidad y su inevitable conflicto a la hora de adquirir conocimiento y apropiarse del otro idioma está presente en cualquier aprendizaje lingüístico. El ruso transferirá determinados matices en la adquisición del español, del mismo modo que lo harán el francés, el inglés o el alemán.
La lengua portuguesa
La lengua portuguesa tiene el añadido de su estructura, pero esa proximidad no la exime de ciertos riesgos ligados a la percepción del entorno. El entendimiento de lo que ocurre, la manera de organizar lo que circula alrededor, las relaciones entre las personas, los plazos para cumplir compromisos, etc.
No se ve el mundo desde el portugués igual que desde el español. Más aún: no se ve desde el portugués de Portugal lo mismo que desde el portugués de Brasil, como afirma el lingüista y académico Fernando Venâncio.
Apropiación de la lengua, la radicalidad
Se puede encarar la apropiación de una lengua, empleo este término últimamente porque me parece más adecuado que aprender, ya que el proceso no es puramente cognitivo, desde un sinfín de reglas, casi infinitas, a través de los innumerables libros de gramática y ejercicios. También desde el Marco de Referencia Europeo, como una autoritas que se debe observar en cualquier país del mundo (aunque todos los idiomas compartan niveles de adquisición, las realidades de partida y llegada del inglés y del español para los brasileños son muy diferentes).
Y también se puede encarar la adquisición (apropiación) del español desde su radicalidad en contraste con el portugués: la pronominalidad y su deixis, es decir, el privilegio de la acción sobre la persona, el acto más que la negociación, la rapidez por delante del diálogo, llegar más que viajar.
El pronombre átono
Si tenemos en cuenta que desde el primer día es necesario comenzar a transferir mentalmente las estructuras nominales portuguesas a formas reducidas, monosilábicas, pronombres átonos (me, te, le, nos, os, les / lo, los, la, las), habremos dado un gran paso adelante: empezar con buen pie nuestra maravillosa jornada en español. Este gesto inicial nos inspira y dota de sentido todo el aprendizaje desde la esencia, pues no puede tratarse como un dato más de la gramática, como si fuera un capítulo paralelo al subjuntivo, al neutro o a las oraciones condicionales. Entenderlo así no favorece una predisposición estratégica adecuada.
Comprende que para hablar español es imprescindible naturalizar el pronombre átono en cualquier situación. No hacerlo generará siempre un déficit en la adquisición, inevitable, una huella de origen.
Finalmente, hay un dicho español que afirma que “bien está lo que bien acaba”. Pues bien, en este caso podemos darle la vuelta y afirmar que “bien acaba lo que bien comienza”.
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