O texto reflete, de forma poética e crítica, sobre duas maneiras muito distintas de aprender uma língua: uma baseada na memorização de listas de palavras, e outra centrada na vivência real dos significados. Usando a palavra "tomate" como símbolo, o autor mostra que aprender um idioma não é apenas saber como se escreve ou traduz uma palavra, mas sim experimentar seu contexto, seu uso, seu cheiro, sabor, preço, origem — ou seja, integrá-la à experiência de vida.
Probablemente la palabra tomate sea uno de los motivos que inducen a una parte de nuestros clientes a no estudiar español. Y el tomate sea también el motivo por el cual una parte de nuestros clientes se decide aprender español de cabeza. La percepción de la realidad tomate es muy diferente entre las personas, las hay que consideran que una lengua es un listado de palabras y una memoria aplicada para probarla delante de un teste. Y otros que lo que piensan es que a lo mejor aprender una lengua es algo más, aprehender realidades.
Los que consideran que la lengua es un listado de palabras y ven tomate, que se escribe igual que en portugués, consideran a botepronto que ya están en posesión, o por lo menos, del tomate, que es lo que tienen delante (además de las inevitables comparaciones de la homografía, que no homofonía, de ambas). Pero está el otro grupo de clientes que consideran que el tomate se perfecciona al lado de la lechuga, o la berenjena, o incluso el ajo, del cual, el español es bien famoso en el mundo, es decir, aprender una lengua, comenzando por tomate, o por sol, por ejemplo, supone una apropiación de realidades.
Para aprender tomate será necesario ir 20 veces al supermercado, tocarlo, ver que es rojo, que es caro, o barato, que te lo vende una persona y que igual viene desde Holanda, y que pertenece a la variedad Italia o Roma, o no, y que si le pones una botella de vino encima lo más probable es que se aplaste y que la compra llegue un asco a casa, pero que si llega entero se pueden hacer grandes salsas para los macarrones de domingo, aunque si abusas, tendrás gastritis y si perdura acabarás lo más probable en el hospital, donde conocerás buenos médicos si estás en Brasil, y un poco más ríspidos si en España. Es decir, después de 20 veces a por el tomate en el supermercado serán tantas situaciones vividas, tantos campos léxicos explorados, tantas digresiones (no hay que olvidar que el mundo es una digresión) que será imposible no haberla interiorizado como una realidad más del ecosistema de experiencias personales, en este caso, relacionado con el aprendizaje de la lengua.
La palabra no es palabra, es una realidad en el seno de otras realidades interconectadas, acotarla es tarea de una escuela, darle vida, también, el tomate IA generador de listados es muy diferente del tomate que nosotros entendemos.
Puedo asegurar que bajo la misma apariencia, al primero, quizá (el de las listas IA) le falte sabor, y también olor, y sea algo duro, ni se aplaste con la botella. El segundo, ya el segundo, el segundo es un auténtico peliculón.