Ni un lunes plomizo, (es difícil para un hispanohablante entender qué significa uma segundona en portugués) ni un Segundo grande, pues no hay muchos por aquí, y se debería escribir en mayúscula pues es un nombre propio. El segundón, alguien abocado a perder, pero no en términos relativos, pues siempre está ahí, de otra manera, casi siempre gana, pero no del todo, o nunca sufre una pérdida total, a pesar de que jamás logró las mieles del triunfo como alguien que solo lo hizo una vez en la vida, por ejemplo, y jamás estuvo en lo casi más alto del Olimpo después.
La Selección Holandesa de fútbol es una segundona de campeonato, por ejemplo.
Por una cuestión nominal y de aprecio al ciclismo, no hay otro segundón más segundón que el segundón de Poulidor, que fue segundo en 1964, 1965 y 1974, y tercero en 1962, 1966, 1969, 1972 y 1976, pero jamás lo ganó.
No sé si alguien se atrevería a ponerle un pero, la verdad, pues sin ganar, nadie puede negarlo que ganó más incluso que los que ganaron, que fueron, sin lugar a dudas, muchas menos veces.