Embora ambos representem atitudes de cara de pau, suas expressões culturais diferem. No Brasil, onde o clima é quente e o corpo tem um papel importante na comunicação, a expressão corporal é mais evidente e teatral; termos como "fazer corpo mole" ilustram isso. Já na Espanha, com suas estações marcadas e um corpo que precisa ser escondido no inverno, é mais comum o uso da "jeta" (cara) como ferramenta de atrevimento, uma atitude mais contida e conservadora.
Hay jetas brasileños y jetas españoles. Los brasileños quizá ofrezcan una versión más corporal por el hecho de vivir en una zona llena de calor y buena temperatura, y eligen a los jetas con la expresión “folgado”, bien teatral y gráfica, da hasta rabia escucharla.
El cuerpo vende y comunica; sus vaivenes son determinantes (por ejemplo, “fazer corpo mole”). Es Brasil, y Brasil es Brasil, y Brasil no es España, como España, qué va a ser Brasil.
España, más jeta, menos cuerpo
Ya en España, donde los cuerpos sufren serias modificaciones a lo largo de las estaciones del año (en invierno evolucionan positivamente en media 3 kilos entre diciembre y marzo), donde incluso en algunas es necesario recubrirlo o retrasar su publicación para no precipitarlo a las atentas e inquisitoriales miradas de las playas en el verano, la cara, la jeta, es mucho más usual y más segura: un arrojo conservador, que claro, no le llega ni a la altura de los zapatos a la opción corporal brasileña.
El jeta español o el “folgado” brasileño son harina del mismo costal.
Dos culturas, misma actitud
De cualquier manera, aunque la mona se pinte de seda, mona se queda. El jeta español o el “folgado” brasileño son harina del mismo costal.
Quizá la única diferencia radique en que la percepción natural de uno y de otro en los distintos países haga que su condena sea más efectiva en uno u otro. Por ejemplo, los tipos que no son mayores y aparcan en los sitios que son de mayores, son jetas en España y “folgados” en Brasil.
Allá, donde las cosas a veces funcionan bien y a veces mal, salen en los periódicos y todo el mundo los conoce y les apunta con el dedo como si fuera una picota o escarnio en plaza pública.
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