O vinho MarySol mistura símbolos andaluzes em um produto originário de La Rioja, no norte da Espanha. Essa escolha revela uma visão estereotipada e comercial do país, baseada em clichês culturais. A imagem é atraente, mas distorce a realidade geográfica e identitária.
La etiqueta del vino muestra a una mujer en un batiscafo, algo inusual y con un evidente afán de llamar la atención, ya que pocas personas saben qué es o para qué sirve, ni si aún existen.
Luego destaca la flor en el cabello, el traje de lunares y la guitarra, símbolos característicos del flamenco y de las mujeres andaluzas.
Pero el vino MarySol proviene de La Rioja, en el norte de España, cerca de las montañas cantábricas, una región de temperaturas extremas y cuna de algunos de los vinos más reconocidos del país. Ninguno de los elementos anteriores pertenece a este lugar; el mar queda muy lejos.
La etiqueta proyecta una visión rápida y estereotipada de España, reducida a una sola parte, Andalucía. Como siempre ocurre, las salchichas con Alemania, la baguette con Francia o las vacas con Argentina, se asocian países a sus clichés más inmediatos.
Lo sorprendente es nombrar La Rioja por Andalucía, un ejemplo claro de distorsión de la realidad. Nada del mensaje es veraz, pero sí efectivo comercialmente, pensado para un consumidor que busca mensajes simples y postales bebibles.
Lo del batiscafo sigue siendo una ocurrencia sin sentido aparente, aunque visualmente eficaz.
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