Desde a infância, os seres humanos lidam com a destruição e a simplificação da realidade, da brincadeira cruel com a lagartixa até a eliminação do rato por utilidade. Essa mesma lógica se repete nas redes sociais, onde a tendência é reduzir a complexidade para facilitar decisões, embora soluções reais exijam inteligência coletiva. O fascínio contraditório com a aniquilação e o morbo ligado tanto à morte quanto ao consumo, simbolizado nas rebajas como um ritual de sacrifício.
Cuando éramos pequeños y bárbaros, al ver una lagartija deslizándose por los muros soleados del pueblo le arrancábamos la cola para entretenernos, porque entre otras cosas, sabíamos que le saldría otra nueva a los días. Nos encantaba ver el pedazo de lagartija retorcerse sin cabeza, y admirábamos al reptil porque no le hacía daño, al contrario de a nosotros si nos pasase lo mismo con un dedo, por ejemplo.
Una vez un primo del campo aplastó un ratón que apareció por una acequia y cuando le pregunté que por qué, me dijo que hacía muchos males, como comerse los tomates.
La tendencia en las redes sociales y con la opinión diversa es un poco entre lagartija y ratón, eliminar las partes o los todos, parece que el ser humano busca quedarse solo para simplificar, cuanta menos complejidad en el entorno más fácil la toma de decisiones. El problema es que las decisiones complejas precisan de soluciones también complejas, y eso implica, inteligencia, que normalmente se obtiene de cuantas mas personas mejor.
De cualquier manera, los verbos relacionados con la aniquilación siempre fueron fascinantes, hay un morbo inexplicable a contracorriente de las tendencias educativas modernas con todo relacionado con la muerte. Las rebajas siempre fueron un fetiche en España, y de la misma manera que se exprime hasta la última gota de aceite de las aceitunas maduras, las tiendas exhiben en rojo el remate de los precios como si fueran la última parte del sacrificio ritual de la venta de un producto.
