Ahora en el Parlamento español cada vez que un diputado de Cataluña, País Vasco o Galicia discursen, será necesario un traductor, a través de un pinganillo derivará a la única que todos entienden, el español, si es para acabar en la común surge la duda de si no era mejor hacerlo directamente y sin intermediarios. Si la perífrasis redunda, un verbo significa lo mismo, la lengua es economía, los traductores y los pinganillos costarán 40 millones de euros por año, la performance y su fascinación (Amelia Varcárcel).
Quero conversar com a España Aquí