Como Ariano Suassuna, portugués y español, dos, pero si se los mira bien, se funden en uno, diferentes, pero iguales, hueso y polvo, la canción y la marcha, ver la luna y vivirla, Caetano Veloso, en un español casi magnífico recupera a Borges y principalmente a Unamuno, recuerda que su único Honoris Causa se le otorgó en un camión eléctrico en Bahia y sugiere, indirectamente para los que se dedican a esto, qué más da, que, quizá, su alocución fuese algo divertida porque la preparó el día anterior a través de, quizá también, algún mecano artificial, sin embargo, qué bueno el resultado, hablando todo como una canción, por un momento el español se volvió dulce, adormecido y brasileño.