Puede ser la tercera realidad, después de la nueva realidad, que se parece a la primera realidad, el mundo híbrido está ahí para darnos algún quebradero de cabeza, a los más fuertes, desafíos, los más perseverantes, seguro que encontrarán soluciones: ¿El alumno de la tele o el de la sala?  En 2016, cuando la vieja realidad híbrida empezó a surgir, el alumno online se buscaba la vida a codazos dentro de la sala, los de la sala se miraban y aquellos se abrían espacio, era algo natural, uno no podía venir, el tráfico, o quizá vivía bastante lejos. Hoy Netflix, Amazon Prime, el dichoso Streaming, en definitiva, parece haber trastocado los planes, la Ventana de Overton (La Caverna de Platón) magnetiza nuestra atención, y todo lo que se mueva virtualmente en forma de pantalla parece que es lo que hay.  Para conjugar el alumno presencial con el online en esta tercera vía que ya existía antes de lo que pasó, es necesario una reflexión escolástica a modo del barroco español, salir de sí y preguntarse si estamos dedicando tiempo suficiente a nuestra individualidad espiritual, mental y social, o por el contrario, como nuestros queridísimos The Platters en 16 toneladas advirtieron, nuestro máximo señor no es otro que el almacén en forma de subscripción anual.

 

Quitando esto, solo sentido común y tiempo.