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El riesgo de crédito corporativo hace referencia a la posibilidad de que una gran empresa no cumpla con sus obligaciones financieras. Evaluarlo requiere integrar información financiera detallada, junto con un conocimiento profundo del sector económico en el que opera la entidad. No basta con analizar balances; también es clave entender la posición competitiva, el entorno regulatorio y las perspectivas del mercado. Existen modelos específicos para estas evaluaciones, como los modelos estructurales, que consideran el valor de la empresa como una garantía, y los modelos reducidos, que utilizan variables de mercado para calcular probabilidades de incumplimiento.
Además, el análisis sectorial permite comparar el riesgo de una empresa con otras de su mismo ámbito. Un mismo ratio puede tener significados distintos según el sector: por ejemplo, una alta deuda en el sector energético puede ser normal, mientras que en tecnología podría ser preocupante. Por eso, es fundamental adaptar los modelos y criterios de evaluación al contexto de cada industria. Finalmente, interpretar bien estos datos ayuda a asignar una calificación crediticia, lo que influye en decisiones de inversión, tasas de interés y acceso al financiamiento.