Revista Vamos Contigo 220 - Expresión escrita y comprensión lectora - Gastronomía
Segundo Villanueva Fernández / São Paulo, 15 de Junho de 2019
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La tortilla de patatas para un español puede ser como la feijoada para un brasileño.
La tortilla de patatas se debe comer por la noche (o como pincho a las 12 del mediodía como manda la costumbre).
Y la tortilla de patatas de mi madre, como todas las comidas de madre, tiene secretos.
Mi madre me dice que el secreto de una buena tortilla de patatas es el aceite de oliva.
A la patata se la tiene que inundar, sofocar en un buen aceite hirviendo, a poder ser arbequina, pero sirve cualquier otro, porque principalmente el arbequina es bueno crudo.
La tortilla de patatas debe ser más huevuda que patatuda. Si se le mete más patata que huevo saldrá seca, y si más huevo, más jugosa. Tampoco hasta el punto de que se rompa.
La patata, dura hasta cierto punto, pero no se puede pegar en la boca, ni pedir agua o vino para aclarar la garganta.
A la tortilla de patatas se le tiene que meter un poco de sabor dulzón: cebolla. Los hay de la cebolla y los detractores de la misma.
Yo, particularmente, la prefiero con cebolla, porque la realza, la completa, la tonifica. La tortilla de patatas va bien con tomate, con pimiento verde, con rojo también, con atún, con chistorra, con jamón de York y también con jamón-jamón.
La tortilla de patatas va bien con todo y forma parte de la mesa nocturna de un español, como el jamón, el pan y el vino.
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