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Un EXPRESO muy INTENSO en la CAFETERÍA DULCA

Revista Vamos Contigo 211 - Expresión escrita y comprensión lectora - Brasil. Costumbres, Cultura  España Aquí, Cursos de Español / São Paulo, 15 de Junho de 2017

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Quería tomar un café y decidí escoger el mejor de São Paulo.  Mi preferido es el de la Dulca.  
 
Descubrí que en la Marqués de São Vicente había una dirección con una cafetería Dulca.  Cuál fue mi sorpresa cuando al llegar la calle había cambiado su nombre y lo que era Marqués de São Vicente se llamaba Norma, consecuentemente no había Dulca por ahí, había que buscar otra dirección próxima.
 
Tengo que añadir que existe una Dulca en el hospital Samaritano, pero me parecía un poco forzado ir a un hospital sin tener nada para tomar un café, así que descubrí otra Dulca en la calle Itacolomi.  
 
Nada más llegar pude ver un coche de la policía al lado de un puesto de taxi, un hombre se encontraba tumbado en el suelo, habría sido víctima de un atropello, me dije, ojalá que no esté muerto, vi que movía su cabeza por lo tanto me tranquilicé bastante y fui a aparcar, está en buenas manos de aquí a poco viene una ambulancia y se lo lleva.  Al pasar por delante de la Dulca donde intentaría tomarme el relajante café desde hace ya más de una hora vi otros dos policías sosteniendo un machete de aproximadamente 50 centímetros de largura, a lo mejor tenía que ver con el hombre tendido en el suelo, a lo mejor no, cuál fue mi sorpresa que al dirigirme ya a la cafetería pasé por delante de un grupo de mujeres y hombres comentando lo sucedido y sí, al parecer dos tipos que guardaban coches en la calle tuvieron alguna desavenencia, uno de ellos agarró un palo que tenía guardado no se sabe dónde y comenzó a darle en la cabeza al que se supone estaba medio muerto en el suelo y que a su vez sacó, tampoco se sabe de dónde, el citado machete amenazándolo, motivo por el cuál el primero casi le rompe la cabeza, los dos se persiguieron hasta que este último cayó semiinconsciente en mitad de la calle y el primero se dio a la fuga.  
 
Me lo pensé dos veces antes de entrar a tomarme el café, total era ya casi hora de comer, pero como ya estábamos allí y había pasado tanto tiempo en busca del mejor café de São Paulo, un relajante café en principio, decidí continuar mi propósito y sentarme con mi mujer en la terracita que daba a la calle.  Un expreso, un capuccino pequeño y un mini pan de miel, por favor, finalmente estaba sentado en la terracita de la Dulca a punto de saborear el mejor café de São Paulo cuando de pronto unos gritos al lado, dos policías militares con las pistolas en ristre apuntando a la cabeza del agresor del palo que había venido a entregarse, forcejeando con él mientras este intentaba dar explicaciones a uno de ellos al mismo tiempo que el otro lo cacheaba en los genitales a ver si encontraba algún arma de grueso calibre o algo parecido.
 
- Soy trabajador, soy trabajador, soy trabajador. 
 
Automáticamente cruzó las manos por detrás y sin esposas, no hacía falta, se lo llevaron a un furgón que estaba al lado de donde todavía yacía tendido el de los palos.
 
Ahí fue la última imagen que vi del suceso mientras concluía mi sorbo de mi mejor café de São Paulo, se suponía un relajante café a media mañana después de haber topado con una dirección inexistente, tardado como una hora y media en dar con una de verdad y haber visionado una película con machetazos, cabezas abiertas, prófugos, detenciones y ruido de sirenas. 
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