De pequeños todos queríamos ser jugadores de fútbol, normalmente el sueño se mudaba y al crecer, las opciones variaban a profesiones más serias.
Una vez crecidos uno percibe que continúa queriendo ser futbolista viendo a algunos como Piqué haciendo las cosas tan bien, rebosante de éxito como un cava en ebullición, multidisciplinar al igual que un gran artista, incorporando roles diversos y todos cuidados y redondos, empresario transversal, comunicador, visionario, influencer, grandísimo jugador.
Si a todo esto se le une su experiencia, cual lomo bien adobado, y uno observa que sus manifestaciones ideológicas tienen la madurez y la componenda final y sabia del posibilismo, llamémosle también seny, qué más a uno le gustaría o le hubiera gustado ser de mayor.
Piqué es uno de los pocos futbolistas en el mundo que une el condicional simple e infantil con el maduro pretérito más que perfecto.
Piqué, t´estimo.
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