La perversión de la democracia se manifiesta en la burocracia. Elegir no exige total respeto al sistema desde el momento en que ampara el salvoconducto de su némesis que no es otro que la corrupción y principalmente el déficit de la balanza fiscal, la antesala de muerte de cualquier empresa privada. Pero el estado no quiebra y la justicia es lenta.
La protesta se podrá manifestar de diferentes maneras, a través de la polarización o con intentos de mociones de censura. Una retomada de regímenes autoritarios se antoja imposible.
El Real Madrid pasó de la dictadura ronaldiana por la ansiada democracia de principio de temporada a la más atroz inoperancia degenerada en un juego burocrático y encogedor en solo 2 meses.
¿Quién le pone el cascabel al gato en este equipo?