El próximo viernes comienza la Eurocopa, una excusa perfecta para que Enric González vuelva a escribir de fútbol y desde aquí lo recomendemos.
Especial mención para el párrafo que dedica a Garrincha, uno de nuestros favoritos.
Los otros grandes personajes trágicos del fútbol han tenido un final más lento y encarnan al héroe que, privado del balón, del aliento de las gradas y de la condición semidivina que caracteriza al jugador en activo, muere de pena y de tedio. Ese fue el caso de Manuel Francisco dos Santos, Garrincha (1933-1983), un mestizo con los pies girados, una pierna más larga que otra y la columna vertebral torcida. Según el psicólogo de la selección brasileña, Garrincha era “un débil mental incapaz de comprender el fútbol”. Ciertamente, el mejor extremo derecho de todos los tiempos nunca llegó a captar los mecanismos de puntuación en la liga ni entendió que tras una final no se disputara encuentro de vuelta. Solo sabía jugar. Después de retirarse, Garrincha, fumador y alcohólico desde los 10 años, se dejó morir. Duró hasta los 50.
Lo de débil mental y que se dejo morir suena muy fuerte…
No lo digo yo, ni siquiera Enric González. Él cita al “psicólogo de la selección brasileña”.