No pasa nada.
Una cosa es la competición, otra el espectáculo, con gente, más importancia, sin gente, igual de competitivo.
Pero aquí, como se habla según le va a uno, y jamás por los otros, (todavía no ha nacido un troglodita moderno que no anteponga sus intereses al del común, y peor, no los revista de carácter general), periodistas que continúan practicando en sus casas por videoconferencia y cobrando igual, reniegan del fútbol distinto.
Hace mucho tiempo que el fútbol es un auténtico tostón, el terruño, el césped bien cortado, incluso el orden para entrar o salir del estadio aplacan el aburrimiento, una inflación monumental de personas que ahora adquiere su justa medida.
Pocos llorarán no ir al fútbol moderno.
Que siga la competición ya.