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Desde que el Madrid conquistó el Mundial interclubes no ha pasado ni una buena sensación, ni siquiera ganando. El Madrid es un equipo diferente, el pasado lejano y el inmediato le pesan más que a cualquier otro. Es un equipo con historia que trabaja por y para su historia. Es difícil motivarse cuando has ganado 10 copas de Europa y eres el mejor del siglo XX. Hasta ese momento, además, su juego era un rodillo. Cómo mantener el equilibrio futbolístico, anímico y competitivo teniendo tanto referente de éxito alrededor.
Quieran o no, los que le pisan los talones han superado algo más que la mitad de lo que el Madrid ha conquistado a lo largo de décadas de éxito. Quizá sea el equipo más coherente con la suya de todos los que existen en la actualidad, pues permanece victorioso y organizado como siempre. Esto, puede originar también cierto grado de prepotencia, pensar que los éxitos antes o después, por ser el Madrid, acabarán cayendo de su lado.
Los libros, los anaqueles, los periódicos, las crónicas, las salas de trofeos, los homenajes, la grandiosidad en definitiva de una entidad que hoy es una de las principales asociaciones deportivas del mundo son un peso de responsabilidad y un acicate de fe.
Cristiano Ronaldo necesita ser el mejor en todos los sentidos, y los años van pasando. Resta saber cómo funcionará su cabeza para entender que hoy ya no es más veloz que antes. Hay atisbos de que su hambre por el gol ya no es la misma, por otro lado, su generosidad y distribución de juego es cada día mayor.
Segundo Villanueva, desde São Paulo