El Atleti es uno de esos equipos siempre en dirección contraria, ganar linda el milagro, y como santo su misión es siempre el límite, venerable.
Debe de ser por la repercusión de su hinchada, o el brío del Cholo, o la excelencia de su clase casi siempre media, o por una simple racha, o por la canción de Sabina recordando la aprensión del torero a la puntada que precisamente gesta su aclamación al final de la faena, el jugar según el otro.
Recuerda al Corinthians de la época actual, que recuerda a la Italia anterior.