Vinicius ha traído el lloriqueo como nunca antes para llamar su atención en beneficio de no se sabe qué, lo único que consigue es todo lo contrario.
Nunca el Madrid ha sido tan menor, en lugar del Madrid traerse a Vinicius ha sido Vinicius el que ha sacado al Madrid de sí.
En un mundo donde el sentido común es anormal, y donde las cosas son todo lo contrario, no deja de sorprender de alguna manera.
Un Madrid viajando a ninguna parte.