Campañas horteras

No hay cosa más hortera que una campaña electoral: las mismas pegatinas de siempre, las mismas camisetas de siempre, las mismas sonrisas de siempre (asustadoras, como el joker de Batman), las mismas paseatas de siempre, las mismas promesas de siempre, los mismos espacios televisivos y latosos de siempre.

(Más que  el traqueteo dominical de Faustão, una ficción incólume, un milagro.)

¿Qué tienen que ver los santinhos en toda esta historia?

Presidente negro en Brasil

Ayer escuché a un periodista de la ESPN Brasil ansiando un presidente negro en Brasil.

Como siempre, surge la duda de si es una frase bonita acorde con la moda ideológica del momento (ecologismo, feminismo, fascismo y black) o está llena de raigambre.

No vi ningún a periodista negro todavía en la emisora, quizá esté equivocado, pero salta a la vista que quien quiere cambiar el mundo primero debiera hacer los deberes de casa para legitimarse en empresas más ambiciosas.

Cambiarlo sin cambiarse a sí mismo es muy propio de adolescentes, de mozos solteros ideológicamente y de políticos con intereses espurios.

Y de mucha gente que quiere quedar bien.  Casi siempre, con el culo indemne.

Es mucho más fácil y divertido cuidar a través de camisetas estampadas de la foca del polo norte, que se queda allí, que reciclar aceite frito todo el santo día, que está aquí.

En São Paulo existen 25.000 indigentes en condiciones miserables, todos ellos viviendo en la calle, de milagro, inmundos, pero con corazón y humanidad, y más personas saludables por cada uno de ellos, pero pronosticando destinos al hambre en África, conspirando contra el FMI, detonando la economía de mercado y suspirando por Suecia.

Como decía el poeta en emprendimientos más rimbombantes cuando le preguntaron acerca de la belleza, tomo el testigo y la traslado a lo nuestro.  ¿Que cuál es mi revolución? Mi revolución eres tú, querido, mi revolución eres tú.

Empezando por tu casa.

Sin políticos ni medios de comunicación. Haz lo que vieres

Como no existen políticos, ni medios de comunicación, ni ciencia, lo que queda es hacerle caso al médico de cabecera y tomar decisiones prudentes orientado por la veleta del sentido común.

A esto nos han abocado los que dirigen este matrix.

Salir a la vida sin miedo es lo que ahora el alcalde de São Paulo acaba de determinar a día 22 de agosto.

Hay un solo motivo que lo origina, apalancado por la disminución de los contagiados y aprovechándose de una posible inmunidad de rebaño (de los que continuaron trabajando con mayor, menor, mínimo riesgo, supermercados, farmacias, electricistas, funcionarios de los centros de procesamiento de carnes, no de los que se quedaron en casa, los cuales deberán aguardar la vacuna): el económico.

El aumento del desempleo, los cierres de los comercios de calle y la quiebra de empresas.  Esto es insustentable.

La ecuación es bien simple, si no se generan recursos, no se recaudan impuestos, consecuentemente surgen dos problemas, la preservación pública (un buen momento para repensar su dimensión) y la prestación de servicios.

Las cuentas no cierran, ya no cerraban.

La primera apertura a nivel nacional coincidió con la vuelta de los impuestos federales, no vinculados a la evolución de la pandemia, y esto ocurrió en junio.

La mala decisión inicial de permitir los carnavales fue también económica, esto fue en febrero.

La confusión de la ciencia acerca de la idoneidad de las mascarillas también, pues no existía posibilidad de abastecimiento en el momento en que se declaró la catástrofe, esto fue en marzo.

Después vino el miedo instigado a la población, y que una gran parte lo incorporó como un periodo de relax, incluso, y en eso Brasil es experto, convirtiéndolo en life style a través de muchas personalidades públicas, principalmente artistas, y que es la principal coartada del control.

Pero esto es fruto de la confusión aliada a la desorientación, no tener conciencia de la realidad, ni de la dimensión, ni de la evolución del problema a medio plazo o largo, lo que aboca inevitablemente al quédate en casa (es lógico que cuando no hay contacto la posibilidad de transmisión exponencial es menor, pero el doméstico es inevitable, solo Nueva York reconoció este episodio) y posteriormente el trapicheo de cifras como rédito, en políticos y medios de comunicación.

La ciencia continúa muy perdida, comenzando por el comité de expertos inexistente en España, vaya papelón, España se está convirtiendo en un fake news en sí misma.

Y siguiendo por lo deslabazado de la gestión nacional a nivel mundial, prefiriendo unos tratamientos a otros sin coherencia, explotando confinamientos que se muestran disruptivos dependiendo del país, sin contar con la especificidad de cada población.

La OMS, con su gen apocalíptico, claro, es su gasolina reproductiva, se ha convertido en un fantasma odiado, un bando de funcionarios carísimos bastante poco eficaces.

Vuelvo otra vez a hacer algunas reflexiones de barra de bar, consciente de que en los tiempos que corren no existe posibilidad de diálogo y lo que urge y está de moda es el tambor ideológico promovido principalmente por la distancia social, el neurótico miedo y las tóxicas redes sociales.

 

¿Ciencia? ¿Qué ciencia?

En este interregno donde lo que que más abunda es el desconocimiento junto con el miedo, la ciencia es un ciego empírico utilísimo para que los políticos se laven las manos.

¿Son válidas las mascarillas, cuáles son los límites de la producción y el respeto profiláctico?  Los testes moleculares, ¿son fiables?, los niños ¿suponen riesgo?, cuánto dura la inmunidad, ¿la hay?, ¿cómo se constituye la de rebaño?, ¿la gripe combate la amenaza? ¿ésta está rompiéndose finalmente?  ¿Cuáles son los tiempos de la OMS, esto durará para siempre?  Aunque son 6 las vacunas listas.

Esta es una lista escueta de barra de bar, cuyos interrogantes la ciencia protocolaria no responde.

Un ejemplo de los vaivenes científicos.

De hecho, ¿qué es la ciencia?  ¿y su rostro?

Ante la imposibilidad de penetrar más allá del nombre, mejor, quédate en casa.

 

Aislamiento Vertical

En el Brasil de los brasiles hay muchos brasiles.

Mientras en Pinheiros los negocios regían su cierre con rigor, en muchas periferias no existía conciencia alguna, hoy los hospitales no dan a basto.

De tantos empleos perdidos Doria abre, pero la circunstancia hospitalaria es peor que al principio.

¿Esto tiene alguna explicación, o quizá los científicos nunca supieron qué hacer?

Preservar los grupos de riesgo, determinar la vuelta gradual a las actividades, gestionar el aislamiento in loco, siempre me pareció la decisión más acertada, hoy, a la fuerza ahorcan.

 

La Espada de Damocles, salir o no salir en la pandemia, esa es la cuestión.

Todos tienen la solución, nadie da con ella.

Algunas actitudes llaman la atención.

  1. El deseo desbocado de Bolsonaro por la actividad económica.
  2. Su precariedad comunicativa con los fallecidos.
  3. La administración subsidiaria de João Doria
    1. Aislamiento social al libre albedrío de la población, es responsable de sus muertos.
      1. Población disruptiva social y económicamente, el mensaje roto.
  4. La dicotomía entre el Aislamiento Social y el Estado de Alarma, falta de pulso administrativo.  Réditos claros para una reelección.
  5. Responsabilidad caminando hacia la irresponsabilidad de la población con índices de aislamiento en regresión.
  6. Dos clases, la que trabaja en la calle porque no puede no, y la que on-line que pide no trabajar, la que trabaja en la calle no existe.
    1. Panaderos, supermercados, carteros, electricistas, matarifes, suministradores de internet, porteros.

Pinta largo, un día, próximo, aprenderemos a convivir con la espada de Damocles.

Relatos autoritarios

Cuando explotaron los trenes en Atocha echaron a Rajoy.

Me gustaría saber qué pasará cuando acabe todo esto con el actual gobierno español, empezando por Irene Montero, siguiendo con Carmen Calvo y continuando con Iglesias para acabar con Sánchez.

Pero este es uno de los problemas.

En España, antes de la crisis, pues ahora lo que hay es un estado de sitio, se habían instalado estos relatos autoritarios:

  1. Agendas políticas forzadas construidas a base de narrativas encima de agravios superficiales, precipitados, forzados o sin consenso.
  2. Búsqueda inefable por la entropía, principalmente social.
  3. Incapacidad para distinguir los problemas reales de los figurados.  El discurso se convierte en realidad .
  4. Pérdida de la noción de simbiosis y asunción del cambio con la continuidad moral, histórica y social.
  5. Pérdida de la capacidad para discutir, también del noble derecho de ejercer la libertad de expresión y disentir más allá de los discursos oficialistas, las ideologías del momento.
  6. Marginación social a la disención, estigmatización.
  7. Endogamia administrativa y política.
  8. Centripetismo y prepotencia moral desde el punto de vista geográfico e histórico, una clase política que se cree el centro del mundo en relación a los dogmas morales relacionados con la familia, los derechos inalienables, la relación hombre-mujer o el clima y también geográficamente ignorando su relatividad en relación al resto del mundo, conformados por otros valores, ideas y tradiciones.
  9. Populismo.
  10. Falta de capacidad de gestión.

Se tardó en dilucidar la crisis con eficiencia por el peso de la agenda populista acorde con el discurso de moda.

Los picos de contaminación 4 días después del 8M cuadriplicaron en Madrid.

La ideología nos mata cuando se dispara, la incapacidad también, la fábula de los podencos y galgos de Tomás de Iriarte viene al pelo cuando se trata de la respuesta del actual gobierno al coronavirus y para explicar todo lo que estaban haciendo anteriormente.

 

Cataluña, 2019

En 2014…

Me acabo de despertar con las 100 razones del ABC para que Cataluña continúe integrada en España.

Hay algunas un poco folclóricas, otras graciosas, muchas cabales, otras sentimenales, algunas, dudosas, las más, razonables.

Cada cual hará sus análisis pertinentes y observaciones meticulosas, pero la que más me llamó la atención y creo más poderosa, es la raigambre común establecida durante 500 años en un transfondo compartido llamado España.

Alguien dijo una vez que la historia no se reeescribe, y tiene razón.

Si ponemos en una balanza lo que de común tenemos los españoles de cualquier área geográfica que sea, llegamos a observar comportamientos similares relacionados con la alimentación, control del tiempo, percepción del futuro, organización familiar, estrategias de amistad, idea del ocio, intuición del binomio trabajo-sustentabilidad, además de otras características más puntuales, como el pesimismo aplastante cuando las cosas van mal o el optimismo caballar cuando las cosas van bien, cierta resignación a la procedencia nacional, como decía Luis Cernuda (soy español porque no puedo ser otra cosa -cuánto daño da el no salir de esta cerrazón infame)…

Me entiendo mejor con un catalán bueno que con un francés bueno.

Pero bien con los dos. Aunque más con el primero que con el segundo. Sin embargo podría hacer sociedad con ambos.

Y muchísimo mejor con un francés bueno que con un catalán malo.

Esto quiere decir que las nacionalidades no están por encima del trasfondo humano, a pesar de que algunos políticos, que ya no pueden rectificar, se empeñen en convencerme de que una línea imaginaria, que nada tiene que ver con la interpersonalidad, y trazada en el albur de los tiempos, la mayor de las veces, a la fuerza, sea más importante que yo.

Somos lo que nos gusta

Algunos de los principios, estéticas y terquedades que nos inspiran:

  1. Nos gusta pensar
  2. Nos gusta madrugar
  3. Nos gusta mirar
  4. Nos gustan los mayores
  5. Nos gusta volar y nadar, es decir, comunicar y gramatiquear
  6. Nos gustan los niños
  7. Nos gusta lo raro
  8. Nos gusta la música
  9. Nos gustan los contrastes
  10. Nos gusta lo clásico
  11. Nos gustas tú

Violencia, periodismo, educación

La polémica está servida para explicar la violencia.

Si uno es más conservador los índices estarán basados en la decisión individual, los que se consideran más de izquierda con un carácter prevaleciente social y comunitario, la sociedad es mayoritariamente culpable.

Son dos posturas muy difíciles de reconciliar.

Pero hay algo que me ha llamado la atención desde que estoy viviendo en Brasil, cada año pierden la vida violentamente 65.000 personas.

Y no aparecen en los noticieros.

Lo más grave de todo es que Brasil es violento y parece no querer reconocerlo, es como las favelas de extrarradio, tugurios condenables dotados de estética (no nos olvidemos que en la inaguración de las Olimpiadas gozaron de un homenaje), los periodistas como clase continúan desaparecidos, desviando la atención con programas de auditorio o novelas ataráxicas o siendo poco eficientes, dónde está la denuncia.

La pobreza y la violencia parecen orgánicas cuando deberían ser excepcionales, quien canta a las dos, es connivente.

Periodismo y educación.