La pandemia ha puesto a prueba a todas las autoridades gubernamentales del mundo. Mostrando buenísimos y catastróficos sistemas políticos y formas de gestionar las crisis generales.
En Brasil tenemos los mejores ejemplos de cómo administrar un país para conquistar el mayor número de muertes e infecciones por covid y mantener el período de la pandemia durante el mayor tiempo posible.
Cuestionar la necesidad e ignorar la compra de la vacuna, no usar mascarillas, ignorar las direcciones de la OMS y ofrecer medicamentos sin eficacia probada para un emú, fueron solo algunos de los hechos del mito, Jair Bolsonaro.
El país sigue siendo una referencia en muertes diarias y lentitud en la vacunación de su población. La esperanza del pueblo está en las autoridades regionales que, sin el apoyo del presidente, están intentando agilizar el proceso de la inmunización de todos los habitantes.
André Blasques, C12 de Patricia Lafuente
(EspañaAquí no se identifica necesariamente con las opiniones vertidas en los artículos por sus alumnos, profesores o colaboradores. Son simples opiniones, como las de todos, y el objetivo es fomentar el debate y la tolerancia, principalmente con el que discrepa, además de aprender a escribir en español)
André, es verdad que la pandemia ha puesto a prueba a todos los gobiernos.
De hecho en todos los países el gobierno ha sido criticado.
Pero como tú muy bien dices lo que queda son los resultados, no todos han sido iguales.
Gracias por tu testimonio y sobre todo ¡ánimo!
¡Saldremos adelante!
También hay que investigar los respiradores hiperfacturados, las notificaciones falsas o verdaderas (una defunción covid cotiza en un hospital, desgraciadamente voy a utilizar esta palabra, más que otra de cualquier otra naturaleza) el desvío de presupuestos federales destinados a los estados para sanidad hacia el encuadramiento de las cuentas públicas, el falso maniqueísmo de la economía contra la vida, la inconstitucionalidad del lockdown (en España) la derivación de la Pfizer para regiones ricas de São Paulo además del comportamiento de la prensa, la incapacidad de diálogo político entre federación y estados y el comportamiento inaceptable de la población imprudente en muchos sectores (basta de echarle la culpa siempre al otro), además de un largo etcétera de grises.
La pandemia ha puesto a prueba también al congreso brasileño, aumentándose de 2000 a 6000 el presupuesto electoral (es decir, para financiarse las campañas). En boca de todos está el adjetivo que no puedo reproducir aquí y que les define, así, a botepronto…