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El año de 2011 fue excepcional para las empresas españolas en Brasil. Vinieron con fuerza, con ganas de invertir. Se juntó el hambre con las ganas de comer.
Llevamos los españoles en Brasil cometiendo errores de libro: arrogancia, prepotencia, falta de voluntad de entender las peculiaridades brasileñas, prevalencia de la matriz nacional a la brasileña.
El de 2014 es más grave siquiera: transportar la crisis española a Brasil antes de que efectivamente llegue, que llegará: están llegando levas (o jaurías) de directivos españoles “encrisados” aplicando reglas de excepción que no se corresponden con la realidad de la misma empresa en Brasil: recortes de subsidios, despidos y mucho, pero que mucho malestar entre los funcionarios. Consecuencia: pedidos de dimisión, pérdida de credibilidad, rebaja de la marca España, otras…
¿Por qué el ejecutivo español no escucha? ¿Por qué quiere llamar tanto la atención? Su paso por Brasil es fugaz, próximo al fracaso: inadaptación por sordera.
Soy español, y a pesar de todo, sin embargo, he de creer.
Segundo Villanueva
¡Totalmente de acuerdo! Yo también soy español y cada día constato la arrogancia de mis compatriotas, ejecutivos y empresarios, recién llegados, así como la falta de conocimiento de la cultura brasileña y, lo que es peor, la falta de interés en conocerla. ¡Prepotencia imperdonable!
…sí, fruto del miedo, inexperiencia a salir y cierta renuencia a escuchar…