En este interregno donde lo que que más abunda es el desconocimiento junto con el miedo, la ciencia es un ciego empírico utilísimo para que los políticos se laven las manos.
¿Son válidas las mascarillas, cuáles son los límites de la producción y el respeto profiláctico? Los testes moleculares, ¿son fiables?, los niños ¿suponen riesgo?, cuánto dura la inmunidad, ¿la hay?, ¿cómo se constituye la de rebaño?, ¿la gripe combate la amenaza? ¿ésta está rompiéndose finalmente? ¿Cuáles son los tiempos de la OMS, esto durará para siempre? Aunque son 6 las vacunas listas.
Esta es una lista escueta de barra de bar, cuyos interrogantes la ciencia protocolaria no responde.
Un ejemplo de los vaivenes científicos.
De hecho, ¿qué es la ciencia? ¿y su rostro?
Ante la imposibilidad de penetrar más allá del nombre, mejor, quédate en casa.
Exacto: “Quédate en casa”.
Cualquier sentencia científica demostrada requiere tiempo, mucho tiempo. Y no lo tenemos.
Entonces, ¿por qué tanta ciencia?