Se acabó la aventura de Almodovar, después de 6 años, ya basta.
Mi fracaso es una paradoja basada en el respeto al funcionario, un esclavo de sus primeras necesidades y en el de los ingredientes de primera calidad. No conseguí dar con el quid a pesar de 120.000 clientes. Tonto.
Ser coherente y respetuoso con el medio normalmente lleva a la disolución.
Uno necesita moverse bien en las arenas movedizas de São Paulo, saber de su psicología aparente, del call to action. Si lo está pensando, olvídese de cocinar, busque propagarse como el gas, compre likes en masa. Hechice.
Cuánta barba y master chef. El éxito es su letra virtual.
Y su estómago. São Paulo y su estómago. Estómago, São Paulo.
De todo me llevo qué no hacer en el futuro, he fracasado con palabras mayúsculas, usted, lector, ¿ya lo hizo algún día?, ponga uno en su vida y tomémonos una cerveza juntos acogiéndonos como dos malogrados vivos.
No me avergüenzo de escribir mi epitafio en un mundo que califica en función de seguidores. Venga, póngame un looser.
Me fue imposible hipergerenciar al hombre.
Estoy liberado. No se crean lo que ven por ahí, y si se lo creen, qué más da, es su problema, me da, francamente igual.
Como un amor mal correspondido, no acaparo ninguna nostalgia.
Gracias familia, les quiero a rabiar.
El tomar una decisión difícil en el momento oportuno, antes de que sea tarde, nunca ha sido un fracaso. ¡Todo lo contrario!
Todos sabemos que para un buen gestor, para un empresario, es lo más arriesgado y lo más costoso.
Crear y abrir cualquier negocio es de valientes y atrevidos. No vale todo el mundo.
Conseguir ,sin experiencia y sin ser del ramo , aparecer como punto de referencia y perdurar durante años, eso es un éxito.
Reconocer que más vale abandonar en la cima que hundirse es de inteligentes y generosos.
Así que… ¡Bravo! ¡Valiente! ¡Adelante!
La experiencia, la buena gestión y el tomar decisiones, nunca se puede llamar fracaso.
Gracias a ti por los momentos vividos y la felicidad en estos 6 años.