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Estuve en China durante las últimas tres semanas. Fue la segunda vez que estuve ahí. La primera vez, por cuestiones laborales, fue diez años atrás. En aquella ocasión, fui a Hong Kong y Beijín (Pekín en español).
Hong Kong, como la otra vez, me hizo recordar a Río de Janeiro, por el mar y las montañas. La comida es excelente, se puede comer comida de toda Asia. La comida cantonesa, del sur de China en especial, es muy buena. Hong Kong también es un puerto libre. Por esto se puede comprar electrónicos muy baratos, porque no se paga impuestos. Pero Hong Kong es muy diferente del resto del país. Después que Inglaterra retornó la ciudad a China, todavía mantiene políticas muy diferentes.
China cambió mucho. El crecimiento económico iniciado por el presidente Deng Xaoping llegó al 10% al año y se puede ver los cambios en las calles. Las casitas ya no existen más, ahora son grandes edificios. Un 70% de las personas, que tienen unos 30 años, estudiaron en la universidad y todos ya ven que la calidad de vida está mejor.
Sin embargo, es un país con una política social comunista y política económica capitalista. La mayoría de las personas hablan solamente buenas cosas de China y esto me dejó un poco desconfiada. Me parece que todavía hay mucho control de la sociedad. Hace pocos días hubo una manifestación en Hong Kong por las muertes de la revolución Cultural pero no se dejó que los chinos de otros sitios del país hiciesen lo mismo.
Renata Beretta es alumna de España aquí