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El peruano Mario Vargas Llosa, Ganador del Premio Nobel de literatura 2010 manifestó en reciente entrevista no perdonar el hecho que Argentina no esté irradiando a la región la luz de modernización y progreso a la cual la cree destinada.
No sorprende que el escritor galardonado se ocupe en adjudicar a un movimiento político nacido en el pos guerra y vigente hasta hoy, en un país cuya sociedad se caracteriza justamente por su participación social, cultural y política y que en la década de 40 permitió el ingreso de grandes camadas marginadas de una sociedad argentina casi feudal.
El autor de Tía Julia y el Escribidor aprovecha justamente los focos que lo iluminan con motivo del premio, para nuevamente poner en discusión su visión liberal del mundo. Es interesante observar, ya que al destino se refiere el galardonado literato, el haber expresado sus pensamientos en momentos sensibles para el país del cono Sur cuando, una figura de ese Peronismo, para él un galimatías indescifrable(*), el ex presidente Néstor Kirchner deja de existir tempranamente.
Sin profundizar en el análisis de los procesos históricos, sociales o económicos que llevaron al surgimiento del Peronismo en 45 y a ejercer de una manera u otra, el poder en Argentina en los últimos 65 años, debemos destacar su carácter como identidad cultural de la mayoría de una buena parte de la sociedad argentina que se expresa y manifiesta a través del Movimiento.
La muerte de Kirchner puso a flote una vez más, las digresiones sobre el carácter trágico de un movimiento lleno de símbolos necrófilos y la discusión estrecha sobre sí efectivamente una mujer es capaz de ejercer la primera magistratura.
Pero, además de conocer la historia de los movimientos políticos en Latinoamérica y sus características particulares, no puede pasar desapercibido que su nacimiento tanto del movimiento peronista o como el aprista de Perú, y el de otros países de la región, no se han producido por generación espontánea. Son antes que nada, movimientos sociales que expresaron las reivindicaciones de los sectores más rezagados de las sociedades en un dado momento histórico. Trabajadores, mujeres, pueblos originarios que en el transcurso de la lucha y el debate se deparan con el líder que normalmente surge de sus filas y que pasa a representarlos. De ahí hay sólo un paso para que se imponga la lucha política y la necesidad de alcanzar el poder para alcanzar sus metas.
Si la imagen como dicen, vale más que mil palabras la que nos trajo las exequias kirchneristas no fue la de trasnochados militantes setentistas sino de jóvenes trabajadores, estudiantes hombres y mujeres que demostraron sin vergüenza el dolor por la pérdida de un líder y expresaron el deseo de levantar las eternas banderas de justicia social, independencia económica y soberanía política y esto retroalimenta un movimiento.
¿El intelectual no puede o no quiere analizar este fenómeno?
No olvidemos que el ahora Premio Nobel participó de un pleito político en los 90. Perdió la Presidencia de Perú para un desconocido Alberto Fujimori de triste recuerdo y se instaló en España que le otorgó la nacionalidad a su pedido.
La defensa que Vargas Llosa hace de una concepción liberal del mundo, demuestra también una cierta molestia por el camino elegido por los pueblos latinoamericanos, a través de sus movimientos más progresistas diferente de aquella que se impuso durante todo el siglo XX, con la aplicación de la teoría neoliberal y sus recetas económicas como privatizaciones y la reducción del gasto social.
La obra de Mario Vargas Llosa desde Los Jefes de 1959 hasta Los sueños del celta de 2010 pasando por el teatro, los ensayos y las adaptaciones de algunas de sus ficciones para el cine tales como el de La ciudad y los perros, La fiesta del chivo o Pantaleón y las visitadoras reconocida ahora por la Academia sueca, dejan sin duda material de gran valor para la literatura universal que será apreciada hasta el fin de los tiempos.
No así sucederá con el ser político que no supo debelar el enigma de la Esfinge, y que es el valor de un pueblo que permanece fiel a banderas que llevan adelante proyectos en beneficio de las mayorías.
(*) Galimatías: es un término usado para describir un lenguaje complicado y casi sin sentido, embrollado, lenguaje oscuro por la impropiedad de la frase o la confusión de las ideas.
Silvia Cevasco es profesora de España aquí – Escola de espanhol em São Paulo – Tel. (11) 3083.3334