Durante la Guerra Civil en España, la Avenida de Mayo en Buenos Aires fue palco de refriegas fenomenales. Estos enfrentamientos se producían entre los parroquianos del café Iberia, bunker de los partidarios republicanos y los frecuentadores del bar Hotel Español, reducto de los que simpatizaban con el franquismo.
Ubicados uno enfrente del otro fueron desde fines del siglo XIX, tradicionales centros de reunión de la intelectualidad local e internacional.
En las primeras décadas del siglo XX, sus mesas vieron pasar a José Ortega y Gasset, a Baldomero Fernández Moreno, a Jorge Luis Borges y se deleitaron escuchando la poesía de Alfonsina Storni y de Juana de Ibarbourou. Las discusiones políticas de Lisandro de la Torre, Alfredo Palacios o Torcuato de Alvear daban paso a un silencio respetuoso para dar oídos a las charlas de Albert Einstein o a las lecturas de la obra de Federico García Lorca que estrenaba, en 1933, Bodas de Sangre en el Teatro Maipo y que permaneció 6 meses en la capital Argentina.
Los incidentes en el transcurso del conflicto civil eran diarios, al punto que, en marzo del 38, un camión se apostó en el medio de la Avenida entre ambos bares. Uno de los grupos solidarios con la República hizo sonar por altoparlantes “El Himno de Riego” agitando consignas antifascistas.
Inmediatamente los franquistas reaccionaron arrojando desde el bar del Hotel Español tazas, vasos, mesas, sillas y todo objeto que tenían a mano sobre el indefendible camión. La batahola solo terminó con la llegada de la fuerza pública que, en plena “Década Infame” en Argentina, respondía a un gobierno xenófobo y pro fascista.
En estos actos quien manifestaba, era tanto el exiliado español como el argentino que ya había tomado partido sobre este conflicto, y que al mismo tiempo despertó iniciativas de movilización solidaria con España. Se materializaron en la creación de más de un millón de comités que aportaron no solo alimentos y ropas sino también voluntarios que en un número mayor a quinientos participaron de la Guerra Civil.
Se dice que hubo músicos, periodistas, traductores, chóferes, de quienes alguna vez habrá que contar su historia, seres humanos que argentinos o de cualquier otra nacionalidad, agregaron un retazo de su historia personal a la lucha por una causa considerada justa.
Si bien el paso del tiempo, tiende a otorgar una cierta levedad a determinados hechos, los aquí relatados más allá de una fotografía en blanco y negro ya desgastada en sepia, nos impacta rescatando el fervor de una época en que la solidaridad internacional se manifestaba en forma contundente.
Silvia Cevasco es profesora de España aquí – Escola de espanhol em São Paulo – Tel. (11) 3083.3334 info@espanaaqui.com.br
Muy interesante el artículo.La Avenidade Mayo continua pareciendose a Madrid.Representa un período de la historia de Buenos Aires digno de ser recordado por su cultura y por los personajes que allí se reunían.
Felicitaciones Silvia continúa informandonos Lily López
Muy interesante el artículo.La Avenidade Mayo continua pareciendose a Madrid.Representa un período de la historia de Buenos Aires digno de ser recordado por su cultura y por los personajes que allí se reunían.
Felicitaciones Silvia continúa informandonos Lily López
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