Vaya palo de agua que esta cayendo! Llueve a cantaros. Chuzos de punta. Como dirían los andaluces : llueve “como el dia que enterraron a Zafra”. Llueve a mares. La que está cayendo, por Dios Santo. Hoy, de nuevo, en São Paulo, hace un día de perros . Por el día parece que no van a caer ni cuatro gotas, con un sol radiante, y sin embargo, cuando cae la tarde, vaya aguacero. Así está la ciudad inundada en tantos puntos.
Esperemos, en fin, que pase el temporal, la tormenta o la tempestad tropical, o como quiera que se diga, y que deje de llover sobre mojado. Y que pase así para disfrutar sin sobresaltos atmosféricos del inminente Carnaval, lo que me hace recordar que mi querida isla, Tenerife, a día de hoy también está sufriendo las inclemencias inmisericordes del tiempo, llevándose el agua de la lluvia todo lo que encuentra a su paso. Que pase pronto. Que escampe ya.
Y es que nunca llueve a gusto de todos. Y al que diga eso de “en Abril aguas mil” , que se pase un Enero por estas latitudes del Trópico de Capricornio, sobre todo en coche por la Marginal Tiete un viernes a las seis de la tarde, cuando de repente te cae encima tanta agua que parece que están vaciando um cubo allí arriba.
Lo que son las cosas, en España el verano es tórrido y seco, sobre todo en las regiones del interior, la luz solar suele prolongarse en Julio y Agosto hasta las 22.30, y a nadie se le ocurre sacar un paraguas, porque es rarísimo que llueva, a no ser que se desate de repente una de esas tormentas de verano que de todas formas pasan “en un santiamén”, en un “pis pas”. Es por eso que en todos los lugares se celebran fiestas siempre a la intemperie. Darse una vuelta por España en verano es pasar de verbena en verbena, es escuchar petardos y “viva la virgen” por doquier, es escopeta de balines en la barraca de feria, algodón de azúcar, “cochitos de choque”, bailes populares, botellones, sueltas de toros y desparrame total…si no, que le pregunten al bueno Segundo, que de veranos con toros y vinos debe haber mamado mucho allá en su tierra de San Fermín.
Sólo una cosa impide en la piel de toro que la gente cambie el botijo del día por la bota de vino de la noche fiestera y estival: la lluvia. No hay peor mala suerte que el mismito día de la patrona del pueblo, de la procesión y la consiguiente charanga y pandereta, llueva, porque entonces se acabó lo que se daba.
De ahí que en español, cuando alguna persona trae la mala suerte, alguna mala noticia o le dé un mal arrebato y acabe con el jolgorio se le denomine “aguafiestas”, como aquel que trae la lluvia. Aquí en Brasil, en una traducción literal del término en portugués se le llamaría “estropea-placeres”, muy acertado para estas latitudes. Pero en España, lo dicho, siempre hay uno que bebe demasiado o llega con negros nubarrones y quiere armarla y “aguar la fiesta”. Con suerte, hay veces que se va, o mejor, lo echan, y sigue la diversión, y eso cae como agüita de Mayo, como Maná caído del cielo.
Por cierto, hablando de Maná, aquí les dejo una canción dedicada a estas primeras semanas pasadas por agua en mi São Paulo querido:
http://www.youtube.com/watch?v=NP279a2BubQ
Carlos Rojas / España aquí – Escola de espanhol em São Paulo – Curso de espanhol: “Cultura de España para que españoles y brasileños se entiendan” Tel. (11) 3083.3334. info@espanaaqui.com.br
Carlos, bellísimo trabajo. Creo que se podría encajar muy bien en el apartado “Expresiones idiomáticas” del Curso de Dele de Marta. Saludos.
muy interesante el comentario
Después de saber sobre las lluvias aquí y allí, hasta que un buen vendaval me parece hermoso.Gracias.