Existen tres realidades.
La que nos cuentan, la que vemos y la que es.
La que nos cuentan obedece a sus intereses.
La que vemos obedece a los nuestros.
Y la que es, no la conoce nadie, es mejor ni pensarla, porque mezcla la segunda y dispara contra la primera.
Delante de este panorama triplemente complejo existe un fenómeno muy antiguo, actualizado, como la prostitución, que es la censura, y se trata, entre otras cosas, de señalar con el dedo al que le parece que lo que nos cuentan solo obedece a los intereses de quienes lo cuentan.
Normalmente lo que nos cuentan viene gritando, es moda y va la vida sobreactuada.
El dedo son insultos históricos, episodios poco lúcidos llenos de muertos.
Cuando a uno le llenan de muertos por defender sus intereses contra los de los demás, sin mostrar mucha más ambición que la de sobrevivir un día sí y otro también, viene la fake news, que es la Santa Inquisición de los libros.
Dime cómo me insultas y te diré quién eres.
Pues sí, dime cómo hablas, cómo piensas, cómo actúas y te mueves, cómo comes, cómo insultas, y te diré quién eres.
Mi abuelo decía que en la mesa y en el juego se veía cómo son las personas. Hoy tendremos que decir que en el parlamento y en las tertulias se ve cómo son las personas.
También es verdad aquel dicho que no insulta quien quiere sino quien puede.
Pero hasta el insulto me parece fake news. Ya insultar, ni ofende, resbala.
Hablar de realidades quizá sea la solución, la teoría y la historia de cada uno, nos atrasa.
“En la mesa y en el juego se conoce al caballero”,decía el refrán, como bien has señalado,Jordi. Abrazos!
necesitamos mirarnos a la cara para dejar de mentirnos