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En cada parte del mundo tenemos una peculiaridad de celebrar el cambio del año viejo para el año nuevo inventando un sinfín de cosas para sentir el cambio. En la antigüedad el filósofo Aristóteles decía que éramos animales racionales, aspecto que nos diferencia de los animales. Además de ser racionales también somos animales simbólicos. Necesitamos de tener símbolos para poder interpretar nuestra vida, pero cuidado porque símbolos sin rito, es como si fuera una olla sin guisado. Para que tengan sentido estos símbolos tienen que existir los ritos. El guisado necesita un lugar para cocinarse y la olla necesita del guisado para cumplir su función. Para hacer un buen guisado necesitamos tener una buena olla. Para tener un buen rito necesitamos de un símbolo para que este se encarne en la práctica.
En el año viejo necesitamos de algunos símbolos que interpreten una realidad y que después se manifiesten en un acto concreto, que sería el rito. Por ejemplo en España y en algunas partes de Latinoamérica al llegar las doce de la noche, no importa donde te pille la nochevieja, tienes que zamparte una uva al ritmo de cada campanada. Desde luego que no te va a dar tiempo de masticarlas y saborearlas, pues tienes un segundo para cada uva, así que hay que tragárselas. Cada uva representa un mes y si logras pasártelas todas por tu garganta significara que tendrás doce meses de buena suerte.
En Argentina como en Ecuador, existe otro rito para vivenciar el cambio de la nochevieja para el año nuevo. Ellos hacen un muñeco, ya sea de papel o trapos viejos y al dar las doce campanadas encienden al muñeco. Con el fuego va quemándose todo lo malo y deshaciéndose de los infortunios de lo que pasó en ese año, dejando limpio el futuro para el año que esta viniendo.
En México hay varios ritos, ya sea el de salir de tu casa con las maletas y darte una vuelta alrededor de tu manzana donde vives, esto significara que quieres viajar o el de barrer tu casa y sacar la basura y el polvo por la puerta, sacando todo lo malo que pasó en el año y recibir el año nuevo limpio y puro o el de ponerte ropa interior de un determinado color, por ejemplo amarillo para atraer dinero, rojo para tener suerte en el amor, blanco para tener paz.
Los colombianos tienen una peculiaridad, la de tener sus ritos de la nochevieja. Ellos azotan la puerta a cada campana para alejar a los malos espíritus o recibir la media noche de pie para tener suerte y salud o en besar a alguien del sexo opuesto para tener suerte en el amor.
Por increíble que parezca cada país tiene lo suyo pero lo esencial es que necesitamos de un rito para poder sentir el cambio del año, y lo más interesante, lo que está detrás de todo esto, es darnos a nosotros una nueva oportunidad, que las cosas malas que pasaron quitarlas de nuestra vida, ya sea por medio de muñecos o de barrer las casas. En todo hay un sentido simbólico que nunca lo podremos racionalizar porque pertenece a nuestro ser simbólico. Imagínense ustedes ver a alguien salir con una maleta y estar dando vueltas por la plaza o un español atragantándose con doce uvas a cada campanada en medio de un supermercado. Aparentemente no hay lógica pero significa mucho para aquellos que lo hacen. Yo por ejemplo en el año viejo me como las doce uvas y fíjense que ya agarre experiencia. También cargo en mi cartera un billete para que nunca me falte el pan de cada día. Y tú amigo o amiga, ¿cuál es tu rito de la nochevieja? ¿Qué haces para poder sentir este cambio de año y de vida?
España aquí les desea a todos ustedes un feliz año nuevo y si les apetece comer uvas, cuidado de no atragantarse.
Sergio Ibarra es profesor de España aquí.
Me encanta lo del polvo de Méjico… creo que es una buena actitud en el día a día, una manera de materializar algo que llevamos siempre dentro… enhorabuena por el análisis…