El día que nadé con un pingüino
Cuando yo era adolescente, junto con mi familia me gustaba viajar a Arraial do Cabo, una ciudad cerca de Niteroi, donde vivíamos hacía muchos años. ¡Las playas de Arraial do Cabo son conocidas por ser muy bellas, con aguas transparentes y muy heladas!
Un día, estaba nadando cuando tuve una sensación de que algo pasó muy acerca de mí… yo continué nadando.
Después de un rato, sentí nuevamente la misma sensación. Solo que de esta vez, vi algo, como un pez negro pasando. Muchas personas en el agua comenzaron a hablar con nosotras y a apuntar para ese pez negro que había cruzado entre las personas, hasta que alguien gritó: “¡Es un pingüino, es un pingüino!”.
¡En ese momento conseguí verlo cruzando entre las personas como un rayo! Después de un minuto, se fue. Dicen que aquella era una época en la que los pingüinos acostumbraban a aparecer. Una materia del G1 hablaba de eso: “Debido a sus aguas heladas, Praia Grande suele recibir pingüinos que, por alguna razón, necesitan interrumpir el proceso migratorio. La baja temperatura en la costa de la región es causada por el raro fenómeno de ‘upwelling’, que hace que las aguas profundas suban a la superficie, trayendo muchos nutrientes, lo que hace de la región una región que atrae a muchos animales marinos.”
Gabriela de Gusmão Campos
Día de lluvia
Una vez estaba en casa y no parecía que iba a llover.
Lavé mucha ropa y la colgué en el tendedero por todo el patio.
Entonces ocurre algo increíble… El cielo de repente se puso negro y la lluvia más fuerte del mundo comenzó a caer. Corrí al patio y comencé a tratar de recoger la ropa.
Pero después, va y no te lo vas a creer… Era tanta lluvia que el agua escurría por mis gafas y yo no veía nada. Intentaba recoger la ropa, y no lo lograba.
Cuando quiero darme cuenta ya es demasiado tarde, entonces… El patio era de tierra y pasto. La fuerza del viento y de la lluvia iba llenando la ropa de barro.
Pero la historia no para por ahí… En minutos yo estaba empapada hasta la ropa interior. Mi hija, desde la ventana de su habitación, se reía mucho y gritaba: ¿“Mamá, te puedo ayudar?” Finalmente, logré recoger la ropa y la puse toda a lavar de nuevo.
La conclusión… ¡Me fui a bañar!
Claudia Chiarini Bistão
GRUPO A1.1 PRESENCIAL JUEVES
Profesor :Luisma Maestro