Las redes sociales a través de sus botones recrean un matrix social, algo mental, pero los recuerdos y el pasado no son diferentes y también forman parte del hombre.
Relacionarse a distancia quizá devalúe el compromiso humano, antiguamente consistía en la cita de reloj que llevaba aparejada la clásica y sencilla puntualidad impulsada por el valor de la palabra y que normalmente concluía en un café, en el mundo de las redes sociales, llegar a la cita quizá no sea lo que más importe, normalmente la profusión no se da con el compromiso, qué barato supone publicarse hay que ver en qué consiste.
Alfred Hitchock retrató una de las esencias del hombre en La Ventana Indiscreta de manera magistral, la vida ajena vía catalejos y máquina de fotos, nuestro pretérito pero todavía reciente periplo analógico hoy es reemplazado por el móvil y el check-in. Espiamos y plasmamos como James Stewart pero a más velocidad, un brutal voyerismo periodístico a nivel global, quizá la mayor narrativa de la historia de la humanidad.