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Es difìcil averiguar si la gracia en España se debe a la falta de sal o es un intangible como en Brasil, cuya ausencia, no se sabe muy bien a qué se debe, pues a pesar de un país carnívoro y que aplica culturalmente la sal para relevar los alimentos, no juzga por su falta o no.
En Brasil los neutros no tienen gracia porque carecen de algún brillo comportamental, en España se alude más a la chispa, a un fogonazo imprevisible, la sal de la vida.
Las personas sosas, los sosetes (la crítica se ameniza con diminutivos o con eufemismos cariñosos) carecen del mineral y punto, de nada sirivieron las especias chinas, (¿el sosete chino tiene poca canela?), la sal continúa la reina, y por lo práctico se convierte en un reduccionismo moderno para cocinar al mundo de la manera más rápida y superficial posible.