El americano hablaba pausado, le faltaban palabras, por eso las buscaba con detenimiento, ofrecía pensamientos precisos, todo el mundo permanecía atento, limaba lo que quería decir con la precisión lenta de un orfebre.
Los niños y los hombres mayores son capaces de captar la atención de una manera magnética.
Los primeros porque obligados sintetizan la realidad aumentada en forma de sorpresa, reduciéndola a las cuatro palabras que conocen, vitales, su única opción.
Los segundos porque han aprendido la esencia de las cosas, y para ello, conocen cuáles son las cuatro buenas que bastan, es la opción.